viernes, 27 de enero de 2012

La semilla


Hace unos años, ya unos cuantos. Allá por el 2003; empecé a darle vueltas a la idea de abrir un kiosco de poesía.

En serio, lo pensaba como una actividad vinculada a prácticas de antaño, como las que ejercen los carameleros y chocolateros de los cines antiguos, que avanzan entre las filas de espectadores con sus dulces  a cuestas, invitando a acompañar la película con caramelos, confites, maníes con chocolate.

Llegué a armar un prototipo de kiosco portátil, pero no llegó a gustarme del todo; así que lo volé y no retomé el asunto, hasta ahora... 2012.

Que se abre el kiosco, con ayuda de la tecnología y una propuesta variada de convites poéticos que espero con el tiempo sigan creciendo y mutando.







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